Adiós al profe de inglés, actor de doblaje y gran ser humano, Élmer Madera.
Por: Isabel Junca
Seguramente en el cielo se está doblando al español una gran película y se necesitaba de los mejores y más nobles seres para ello. El gran creador del universo llamó este año, primero, a José Manuel Cantor. Luego a Lucero Gómez, después a Raúl Gutiérrez; recientemente a Orlando Arenas y hoy a Élmer Madera. Grandes directores, actores de doblaje y colegas colombianos que no sólo compartieron su gran talento con el mundo, sino su cariño, sabiduría y alegría.
Hoy que parte Élmer, a pocos días de un fin de año especialmente agotador y triste para nuestro gremio, saludamos su vida y obra, ya que la mejor manera para tener presente al ser es visitando la memoria, el recuerdo y el cariño que queda en los corazones.
—Yo me siento tranquilo chinita—, me dijo la última vez que lo vi, hace apenas unos días, cuando tuve la oportunidad de visitarlo en su apartamento en Santa Isabel.
—Me alegra que tengas esa actitud, porque no hay que perder la esperanza—, le dije.
—No, chinita. Usted sabe que yo soy siempre positivo. Yo estaré con buena actitud y ánimo hasta que Dios me la preste.
—¡Ah! ¡Entonces salud! Que así sea siempre, querido—. Y brindamos con agua mientras sonreíamos.
Esa imagen se quedó grabada en mi mente y, pese a que me dio mucha tristeza verlo con oxígeno y sentado siempre, pues ya no podía caminar o dormir horizontalmente, su sonrisa aún era enérgica, diáfana, grandilocuente. Le pregunté si sentía dolor en el cuerpo y me dijo: —No, pues la verdad nada de eso. Esta vaina no me deja ya caminar, ni mover casi las manos. Pero mirá que dolor no, gracias a Dios.
“Esa vaina” a la que se refería Élmer es ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), una enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular, que le fue diagnosticada recientemente. Pese a que hace un año pudimos contar con él en la primera Edición del Festival Iberoamericano de la Voz Viva Voz 2019 como traductor simultáneo del inglés al español, Élmer rápidamente fue presentando síntomas de deterioro: empezó con la pérdida de la movilidad en manos y pies. Luego, a perder el control al caminar. Hace unos 4 meses, cuando todavía asistía a grabar a Centauro Comunicaciones, lo vi con un golpe fuerte en el rostro. Me contó que se cayó y se lastimó. Yo no podía entender aún esa rara enfermedad y cómo es posible que a una persona que se ve tan sana y alegre como Élmer, le diera esto tan extraño.
Corroboré, entonces, lo que él mismo decía: “La vida es un ratico, tan fugaz, inesperada, que hay que procurar vivirla alegremente. Dejar los rencores, las enemistades, las envidias, los egos. Nada nos llevamos, mija. Sólo el amor que hayamos dado”.
Élmer nació en un pequeño pueblo de Bolívar llamado Galindo. Su infancia, recordaba, fue difícil, con muchas carencias económicas, pero con el apoyo incansable de su madre, con quien vivió casi toda su vida. Estudió filología e inglés en la Universidad Nacional de Colombia. Fue muy disciplinado, estudioso y luchador. Trabajó en prestigiosos centros educativos del inglés y recientemente tuvo un contrato con el Icfes (Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación). Combinaba su trabajo de inglés con una de sus mayores pasiones: la locución y el doblaje.
Hace dos años, para estas vísperas, Élmer organizó una “comilona” en su casa. Estaba feliz porque recientemente se había mudado a un apartamento en Santa Isabel donde se sentía muy contento. Parte de esa alegría tenía que ver con la atención y cariño que le brindaba la señora Floralba, quien seguramete ya se ganó un hermoso espacio en el cielo por tanta bondad. La señora Floralba cocinaba ricas comidas y era quien proveía a Élmer la alimentación y cuidado hasta el final de sus días. Para el 2018, sin embargo, cuando Élmer gozaba de buena salud, pudimos disfrutar de una rica picada preparada por ella, música, karaoke y alegría con varios colegas del doblaje. Recuerdo ver a Andrés Palacio, Carlos Jiménez, Óscar Gómez, Felipe Ballestas, Andrés Bazurto, Danilo Smith, Jesús Mora, Lizbeth, Rodrigo Bustamante, Lina, entre otros.
La señora Floralba, quien vivía en un piso contiguo a Élmer, fue gran apoyo en todo sentido en esta última etapa de su vida, pues no vivía con familiares o con una pareja. Élmer decía: “Florecita es mi ángel”. También, agradecía mucho a sus amigos más cercanos, como Felipe Ballestas y Julián Álvarez, quienes estaban muy pendientes de él. En los últimos días, el colega Jhon Grey organizó un grupo de ayuda y se logró recolectar dinero de varios amigos y colegas para ayudarlo, ya que infortunadamente dependía exclusivamente de su trabajo para vivir y en esas condiciones ya no podía hacerlo.
Esta es una situación por la que vale la pena luchar desde la Asociación Colombiana de Locutores y desde todas las entidades que tienen que ver con el arte de la voz y la actuación, ya que son muchos los colegas que no cuentan con una pensión, ayuda o servicio de salud, pese a que han dado su vida, energía y talento a una industria tan grande y lucrativa como la publicidad, las comunicaciones y el entretenimiento.
Aún en los últimos días, cuando aún podía, dictaba clases de inglés online. Hablaba también de su amado hijo Nicolás, de 17 años, quien hoy nos dio la triste noticia de su fallecimiento, en un mensaje de whatsapp, siendo aproximadamente las 10:40 am.
De parte de todos sus amigos y colegas, enviamos un abrazo cariñoso a Nicolás, a su familia, a la señora Floralba y a todos los que conocieron y tuvieron la oportunidad de compartir con este hermoso ser.
Descansa, amigo, en la paz del altísimo, a quien tanto amabas.
See you later, bro.
Video homenaje, por Giovanni Suárez