LAS MIL Y UNA JARAMILLAS

Entre fábulas, trópicos, jugadores, muchos colores, círculo de lectores, genialidad de maestros y un amor intenso por la lectura, la palabra y su representación, una guerrera y soñadora nos comparte algunas aristas de los caminos de todos los laberintos que al final la encuentran.

En esta oportunidad vamos a compartir este primer fuego con Diana del Pilar Jaramillo @lajaramilla. Actriz, locutora, aspirante a escritora, mamá de Lorenzo, maestra, una dura… A propósito de ‘Ella en sí’, obra de teatro que se está presentando en estos momentos en la Sala de La Libélula Dorada. Bienvenidos.

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     |   Por: José Bustos 

 


Bienvenida Diana a TODOS LOS FUEGOS. Comencemos entonces este ritual de la palabra por el mismo origen… ¿Cómo se recuerda? ¿Cómo se recuerda en su infancia? ¿Una infancia donde usted era  inquieta o tal vez silenciosa? ¿Qué colores recuerda?

Bueno, mi infancia… Yo tuve una infancia muy linda, la verdad. Yo soy bogotanísima. Y tengo. Mi papá es de Puerto Leguízamo, de por allá del Putumayo y mi mamá es de Fusagasugá. De ascendencia quindiana. Mi mamá y mi papá son de ascendencia paisa, pero por allá antes… antes, como mi bisabuelo, mi tatarabuelo, no sé… Entonces digamos que vengo de una familia que es muy familiar, muy el papá, la mamá, los hermanos, todos reunidos de hacer muchos planes, de estar todos como muy, muy juntos, muy unidos en todo y pues finalmente eso fue lo que ellos nos dieron a nosotros en la infancia. Una infancia muy tradicional, de fines de semana, de juegos, de deportes, de almuerzos familiares y como de muchas costumbres religiosas. Yo soy de familia católica, yo no practico la religión católica

¿Y algún recuerdo que relacione esos espacios creativos? ¿Alguna anécdota que nos pueda compartir?

Sí, precisamente ayer estuve recordando con mi hijo, que va a cumplir ahorita diez años, que cuando yo cumplí los diez años, para mi cumpleaños, mi  mamá me llevó a teatro, al teatro La Mama, aquí en Bogotá, a ver una obra que se llamaba algo del tío Conejo, las historias, el cuento, la fábula del tío Conejo… Y saliendo de ahí fuimos a una cafetería, ahí en el parque Lourdes. Me cantaron el feliz cumpleaños, algo muy sencillo, una torta pequeña y mi mamá me puso una velita y me dijo que pidiera un deseo con todas las fuerzas de mi corazón. A los diez años recuerdo perfectamente que deseé ser actriz cuando fuera grande. Creo que el sueño, el sueño venía desde chiquita y pues sí, creo que eso ya lo traía en la sangre desde chiquitica.

¿Y tiene familiares también en este mundo del teatro? 

No, no… soy ahí como pionera en el teatro y mi hermana en las artes plásticas, pero sí vengo de una familia de… Mi papá es escritor, se dedica ahora a la escritura, ya después de haberse pensionado y ha publicado dos libros…  Y mi mamá…bueno, en realidad, los dos, en vacaciones, como somos cuatro hermanos, los dos nos ponían concursos de escritura y nos ponían a escribir historias y daban premios al que mejor escribiera. Somos muy lectores. Mi papá compraba un libro o mi mamá y nos lo rotábamos para después hablar en la mesa de las lecturas… Viajábamos mucho a Sasaima. Me acuerdo cuando éramos pequeños y el ejercicio era: nos mostraban las flores, la vegetación de Sasaima, regresábamos y mi mamá, que es docente, fue profesora toda su vida, trabajó con el magisterio, nos ponía los colores, las hojas y nos hacía pintar las flores de la misma manera que las habíamos visto. Sí, como reproduciendo los colores y eso, y yo pienso que ahí como que nos despertaron la vena artística por lo menos a las dos mujeres de la familia. 

Pasamos entonces hacia esa adolescencia. Como ya nos cuenta usted, pues ya está relacionada con ciertos cuentos, con ciertos relatos, cómo son esos primeros encuentros con la poesía, con la sensibilidad de las palabras, ¿cómo es la entrada de la palabra en esta etapa?

Yo fui muy lectora toda la vida, siempre lo he sido. Es más, creo que ahora es cuando menos lo soy, porque ya tengo muchos más roles, incluidos el de ser mamá, digamos que no me deja tanto tiempo como quisiera, pero desde pequeña pienso que fui muy unida a los cuentos infantiles, a la literatura infantil y me gustaba transcribir las historias… Entonces me fijaba mucho como en la ortografía, porque además soy muy fanática de la buena gramática y de la ortografía.

Corrige las tildes en WhatsApp…

Sí, totalmente (risas). Esa frase es por mi…. Corrijo las tildes en WhatsApp. Siempre estoy muy pendiente del cómo escribe la gente… Como mi mamá trabajaba con el magisterio en esa época, no sé si ahora es así, a ella le llegaban muchos libros como para que ellos vieran lo que había para la oferta en el año y yo me devoraba todos los libros de todas las editoriales que llegaran.

Entonces transcribía las historias y además hacía dibujos de lo que yo veía que escribían, pues de las historias que me contaban. Ya más grande… mi materia favorita, siempre en primaria y bachillerato, fue como español, ortografía y literatura. Entonces yo era así, súper juiciosa. Escribía las biografías de los autores y pintaba… mis cuadernos eran una belleza.

La alegría de querer
Jairo Anibal Niño
Panamericana

 

Yo amaba escribir y yo era súper ñoña. Después, cuando ya empecé a buscar por mi lado, digamos que con la poesía yo estuve muy ligada a Jairo Aníbal Niño. Me ha gustado siempre la literatura infantil. Mi primer libro, así que amo a conciencia, fue La alegría de querer, que me lo devoré. Y aquí tengo el libro que tuve en esa época, y ya en adelante empecé a leer todo tipo de literatura. Pasé de Niño a Henry Miller, por ejemplo, que es así como grande el cambio. Dostoievsky también lo leí cuando estaba en grado once. Y bueno, García Márquez viene entrando después. Hay muchos libros de García Márquez que me daba pereza leer porque como que todo el mundo le decía a uno ‘tiene que leerlo’, y ya cuando lo leí dije: ay, ¡sí me gusta! Y así hay muchos más autores hasta que llegué al teatro. 

Y eso, ¿cómo se llega a ese río de obras dramáticas y a esa pulsión por representar? Hay un exponente que la marcó, una figura influyente… 

Yo llegué al teatro por puro gusto y pura pasión. Cuando yo entré a la ASAB. Yo soy egresada de la Academia Superior de Artes de Bogotá. Los chicos con los que yo estudiaba, ya todos, señores y señoras como yo, habían hecho teatro en el colegio. Yo no, yo había tenido muy pocas cosas, pero igual las había aprovechado al máximo. Yo nunca había leído teatro, por ejemplo. Para mí fue un golpe duro porque el ritmo de lecturas y de trabajo era muy fuerte y me aburría un poco. Me aburría porque yo lo que quería era decirlo, no leerlo, sino estar parada en el escenario diciéndolo.  Y ya estudiando, como tratando de ubicarme, porque además fue una gran pelea para que me dejaran estudiar teatro, hay una maestra con la que trabajé. Cuando salí de la universidad trabajé durante un tiempo que pienso que fue principalmente ella la persona que me dio otra mirada del teatro y es la maestra Carolina Vivas de Umbral Teatro. Yo como que siempre estaba entre la literatura y el teatro.

Me decía: que tal yo no sea buena para esto y si mejor me voy para otro lado… Y cuando ella llegó yo iniciaba el año tercero, porque en esa época era anual la carrera. Ella llegó y me mostró que las mujeres también podíamos hacer teatro y que podíamos ser también figuras dentro del teatro y que iba mucho más allá de pararse y decir textos.

Creería que ella fue como la que me abrió el camino. La admiro muchísimo, ahora tenemos contacto muy de vez en cuando, pero siento que gracias a ella fue que logré ubicarme en este medio y en este mundo de las artes escénicas. 

Pasamos a un modo subjuntivo, ese modo gramatical, entre los cuales suelen estar las afirmaciones hipotéticas, inciertas, los deseos. Como para hablar de esa quién no fue usted. Entonces, por ejemplo, hubo un capítulo, para que me comprenda, en el que yo no existiría si mi mamá en los 70 aceptara una invitación de un profesor que le dijo: vámonos para Rusia. A ella entonces como que le dio miedo y pues… existo gracias a esa decisión. Entonces pudo haber algo así en su vida, algún tipo de quiebre en el tiempo que usted pueda ubicar y tal vez… si hubiese hecho esto, hubiese sido esta otra Diana. 

Ve, nunca he pensado en eso… Pero sí es verdad, uno tiene que tomar decisiones en la vida. Cuando terminé el colegio, yo quería estudiar teatro, entonces mis papás me dijeron: tómese un año sabático, vaya y trabaje. Afortunadamente siempre he sido como muy trabajadora y muy amante de estar trabajando. Entonces entré al Museo de los Niños y allá la gente que conocí me afianzó el amor por el teatro. 

Mientras llegaba el momento de comprar el formulario y todo para entrar a la ASAB, entré a trabajar como recepcionista en una multinacional, que era de sistemas, en ese momento estaba empezando esto. Obvio, si ahora a todos nos mueve el internet, pues imagínate, en esa época… Te estoy hablando del año 98 y si acaso existían los correos, como que estábamos entrando por fin en Colombia al mundo de la tecnología, y esta gente era una dura, eran los que manejaban todos los programas, estaban haciendo como los pasos de las empresas para sistematizar todo, eran muy reconocidos.

Trabajaba entonces como recepcionista allá y me querían mucho. Me ganaba un sueldo que para la época era altísimo. Yo con 18 años, o sea una cosa impresionante. Como me querían tanto me dijeron: ‘estudie ingeniería de sistemas y métase acá a trabajar’… Obviamente la carrera ya llevaba años existiendo y todo, la gente se estaba ubicando, y me acuerdo mucho que mi papá me dijo ‘métete a estudiar ingeniería de sistemas, ya luego haces eso del teatro, te metes a estudiar ingeniería de sistemas y ya tienes un puesto asegurado’.

Imagínate, en una multinacional. Esto era para haberse movido por el mundo y ni por esas… ni por esas.Yo de verdad le preguntaba a mi corazón y me daban ganas de llorar, de pensar que iba a ser algo que yo no quería. Entonces afortunadamente pues no lo hice (risas), y seguí con el teatro, que es más duro el camino, pero, pero pues yo me la gozo más.

Nos metemos en ese capítulo entonces de tablas y plumas. Entonces la musicalidad de las palabras, la armonía, la sintonía, la partitura, todo aplica al teatro y a la escritura. Al preparar un personaje, Diana ¿cómo comienza a generar toda esa magia y cómo comienza a vibrar ese personaje en ella? 

Bueno, yo ya llevo graduada desde el 2004 y digamos que he ido cambiando poco a poco, como las formas de llegar a los personajes.

Digamos que ahorita, en este momento, me caso con los textos, por lo que te digo que me gusta tanto la lectura, la literatura, la escritura. Entonces me caso con los personajes, como están escritos, como que me llevan hacia un lugar y me gusta mucho investigar acerca del personaje y averiguar acerca de su vida.

Entonces busco a través de muchos referentes los universos en los que viven. Los referentes los tengo a partir del cine, de las novelas, novelas literarias, de la vida real… Entonces busco muchos documentales como para poder entender acerca de esta persona y cómo podría actuar así. Aprendí hace mucho tiempo a no juzgar a los personajes, porque eso era algo que nos sucedía, yo creo que a todos… Uno juzga, uno de una dice pero esta mujer por qué iba a pensar así si eso no puede ser de esta manera…

Y leo mucho sobre historia. A mí me encanta estar escuchando podcast y leyendo sobre historia, porque eso me permite ubicarme. Entonces, por ejemplo, si yo voy a hablar de una mujer que está actuando de una manera en los años 50, yo no la puedo juzgar porque en ese momento la historia marcaba ese camino para las mujeres. La política nos llevaba a eso, las guerras. Como que eso lo busco mucho y eso es algo que yo pretendo enseñar mucho a las personas con las que trabajo y es: lean para que no vayan a juzgar. Me gusta mucho averiguar sobre los movimientos y las épocas específicas para poder trabajar los personajes.

Ya después viene el trabajo del texto, que es la búsqueda de las emociones, de los colores, de las sensaciones de cada uno de los textos e irlos apropiando para que el personaje vaya saliendo.

Porque yo sí pienso, sé que no a todo el mundo le funciona igual, pero yo pienso que el texto termina apropiándose del cuerpo del actor y el actor cambia porque el mismo texto lo va invitando a eso. Ya no hay que fingirlo, no hay que decir: ay, como que hago una mujer gorda, entonces voy a caminar de esta manera. ¡No! 

¿Cómo caminaría una persona que habla así, que dice esto, es altiva, es sumisa, y si es sumisa, camina mirando al suelo, camina mirando para todos lados? O sea, digamos que no lo planeo, pero sí, definitivamente el texto me va llevando a la postura corporal que finalmente va a tener el personaje.  

Y justamente en todo camino de la actriz y el actor deben de haber también esos momentos de crisis… En esa construcción, ¿cómo levantarse de un mal acto? Comenzó la función como la vida y de pronto las condiciones cambiaron. ¿Qué recursos hay en la mochila del artista para enfrentar esos actos y esas crisis?

Mucha fortaleza, porque los golpes aquí son bastante seguidos. En la creación pasa mucho, como nos pasa a todos los artistas, los músicos, los escritores, los pintores… Y es que hay bloqueos. Hay bloqueos artísticos y uno dice: ‘ay, no me da, no me da. Yo entiendo, pero no sé cómo hacer que mi cuerpo lo saque.’ Y yo pienso que las pausas, siempre el detenerse a mirar, es arriesgado, pero es necesario. Ahora precisamente estoy leyéndome un libro del maestro Everett Dixon, que fue maestro mío cuando yo recién entré a la universidad. Él es canadiense y escribió un libro que, no recuerdo bien el título, pero es algo así como el valor de detenerse, el valor de parar, algo así… 

El valor de no seguir
Consejos para jóvenes actores y directores
Everett Dixon
Programa Editorial Universidad del Valle

 

Y él llega a una conclusión después de trabajar con latinoamericanos, que cuando fue maestro mío no la tenía, y es que él pensaba que uno tenía que comer teatro, respirar teatro, la familia era el teatro, uno dormía teatro, pero ahora, después de tantos años, en el que trabaja o trabajó en la Univalle, precisamente, él entendió que en Latinoamérica y en general, en la vida, las pausas son necesarias. O sea, no es verdad que uno deba comer teatro, no, uno debe estar en el escenario, ensayar, trabajar. Y cuando comes estar pendiente de las personas con las que estás, de los alimentos, porque eso te permite refrescar el cerebro. 

Entonces pienso que las pausas, cuando hay esos agotamientos, esos embotamientos, son necesarias para respirar y cambiar el tema. Salir a dar una vuelta, caminar, hablar con otras personas de otros medios, de otros lugares, para que el cerebro como que se relaje y ya te permita ver las cosas desde otra perspectiva.

Y ahí, te aseguro, que todo como que recobra la luz, recobra un brillo que se va perdiendo cuando uno se mete solamente a hacer una cosa. Entonces pienso que sí, que la mejor manera es detenerse, respirar, cambiar el tema y ahí sí continuar. 

Después de ver su obra, pues me quedó sonando lo que le dije de la libreta que me encontré por estos días donde tenía apuntes de Vargas Llosa, de Cartas a un joven novelista, y encontrarme con las muñecas rusas y ver estos relatos entrelazados… Llosa nos habla en cierto momento, en estas cartas, del Catoblepas, “que es un mítico animal que se le aparece a San Antonio, en la novela de Flaubert, La tentación de San Antonio, una imposible criatura que se devora a sí misma, empezando por sus pies. En un sentido menos material, desde luego, el novelista está también escribiendo de su propia experiencia en pos de asideros para inventar historias”. Con la escritura se puede enmudecer el ruido del mundo y crear un universo a partir del silencio. ¿Cuáles son los métodos de Diana para que la escritura y la representación materialicen mundos a partir de ese universo propio?

Pienso que es hacer sin pensar. Eso es lo que genera en mí la creación de historias, la creación de personajes y también en la escritura. Yo tengo la Maestría en Escrituras Creativas de la Nacho, de la Universidad Nacional y yo aprendí a leer, a escribir sin pensar, a dejar que se vomiten las palabras sobre el papel.

No sé, la verdad, si ese es el camino. Me puede escuchar un escritor y decir: ¿cómo se le ocurre decir eso? Pero yo sí lo hago, porque claro, como por ahora no pienso publicar ni nada, sino en sacar lo que hay dentro de mí. Para mí simplemente es escribir, escribir, escribir.

Tengo algo que a mí me gusta mucho de mí y es que yo en cada cosa creo, o bueno, para mí, logro ver la poesía. Es decir, cuando yo te cuento esta historia, por ejemplo del cumpleaños de mis diez años y ta ta ta, tal vez ese recuerdo no es así. Tal vez, pero para mí sí lo es.

Entonces a mí me encanta convertir mis anécdotas en poesía y no lo hago a propósito. Es algo que me nace. Entonces te puedo contar la primera travesura de mi hijo como una poesía, como una anécdota que tiene el color, el clima, que te permite a ti verlo y entender lo que yo sentí cuando eso sucedió.

Creo que eso me hace una narradora. Por lo menos, como actriz, eso me permite llevar las cosas al escenario. Y bueno, a veces escribo historias muy pequeñas, muy cortitas, aunque te confieso que en algún momento quisiera dedicarme a escribir, siento que las pocas personas que las leen han logrado como sentir lo que yo les estoy narrando. Pensaría que es como la forma de este ejercicio, darle, hacerle, no pensar.  Y no pensar en lo que van a pensar los otros, porque ay que pereza…(risas) Si me pongo a pensar en la opinión de los otros, creo que nunca haría. 

En A Voz Academia hay una misión y unos objetivos de una asignatura que usted imparte, no sé si nos pueda dar como un esbozo de lo que puede encontrar quien se acerca a su materia.

Bueno, yo logré ubicarme tiempo después de trabajar en A Voz, porque claro, cuando yo llegué allá, invitada por Isa, fue porque digamos que tengo como estos dos universos dentro de mí, y es que soy actriz profesional y a la vez soy locutora de doblaje hace 15 años ya, imagínate, ya voy a cumplir 15 años haciéndolo. Entonces cuando me invitó fue para hablar de teatro y yo llegué muy en el ‘modo teatro’. Para enseñarles el movimiento en la escena y hacer el paso a la interpretación solamente a través de los micrófonos. Me costó un poquito hasta que creo haberlo entendido y pues fue obviamente de la compañía de Isa todo el tiempo, como que me llevó de la mano diciéndome: mira, podemos rescatar esto, pero te pido que vayamos por acá.

Digamos que han estado acompañándome mucho para poder brindar a los chicos que llegan allí lo que necesitan específicamente para hacer el doblaje de voz. 

Entonces en mi clase yo les enseño a interpretar los personajes de tal manera que el oyente escuche al personaje que es. Es decir, hablaba este sábado con los chicos precisamente de eso… Que si ellos tienen un interés en hacer por ejemplo caricatura, la voz que ellos ponen, por ejemplo un ratón, no es la misma si el ratón es gordo, si el ratón es flaco. No es la misma, si el ratón es de ciudad o si es del pueblo. No es la misma, si es un ratón viejo o si es un ratón joven.

Y yo quiero que ellos entiendan eso para que busquen en toda la gama de posibilidades vocales que tiene cada uno y logren elegir esa voz precisamente que le va a ir al personaje y que le va a sumar a la historia. Digamos que en la clase de interpretación lo que busco es eso, que ellos logren crear unos personajes coloridos que no caigan en el estereotipo. Que si es una mamá, habla de esta manera; si es una mujer sensual, habla de esta otra; si es un galán, así…No. Cuáles son esas particularidades que enriquecen a los personajes que permiten que mi voz se destaque y se distinga de las voces de los demás locutores y que permita dar la vida que se necesita para ese personaje específicamente. 

Lo que van a encontrar en una clase de interpretación de personajes para drama o para comedia, es precisamente eso, como todos esos juegos, esas posibilidades, herramientas que pueden tener para ellos poder asumir los personajes que se les den y que puedan jugar.

Porque esa es otra cosa que hace el teatro. Con el teatro es perder el miedo al ridículo, es jugar, es experimentar, es dar el máximo para enriquecer los personajes. 

Bueno y en esta última parte, háblenos de ‘Ella en sí’, obra que está presentando en la Sala de La Libélula Dorada, tremendas funciones a las 7:30 pm, que puede la gente en Bogotá vivir hoy y mañana, ayer hubo, claro está… Nos contaba Daniela Lillies, asistente de producción, que este proyecto comenzó en Pandemia y que usted comenzó a trabajar junto con el director, guionista y escritor Pedro Miguel Rozo…Cuéntenos cómo fue su construcción, cómo se originó todo y un poco de contexto para nuestros oyentes.

Pues resulta que Pedro Miguel Rozo es un dramaturgo muy conocido en Colombia y un libretista, además él es libretista de las novelas y series, así que tú digas no lo puedo creer. Un escritor increíble y se ha ganado una cantidad de premios como dramaturgo.

Bueno, con Pedro Miguel nos conocimos cuando estábamos en la universidad. Él se graduó antes que yo. Tenemos una diferencia como de unos cuatro o cinco años y nos vinimos a encontrar unos años después en un taller de despersonificación del personaje que él hizo y era un taller a partir del cual él quería como elegir un elenco para una obra de él que se llamaba Nuestras vidas privadas.

Yo quedé en ese elenco y desde ahí me casé con él, me casé en sentido figurado, empezamos a trabajar y después llegó otra actriz que se llama Reina Sánchez, con la que iniciamos un trabajo como más específico de lo que nosotros queríamos los tres para llevar a la escena. Y ahí fue cuando nació Teatro Temporal. 

Digamos que la vida ha dado mucho cambio. Reinita trabaja mucho en cine, trabaja como con otros grupos más grandes, hace mucha televisión y digamos que ella está como en unos montajes ahora en repertorio, pero digamos que ya no hace parte en sí del grupo, de la producción y todo eso. 

Continuamos el camino con Pedro Miguel y resulta que en la pandemia, todavía estábamos con Reina, él había empezado a escribir un monólogo para Reina sobre las mujeres en la tragedia griega, un texto bellísimo que no se ha podido llevar a escena todavía, y cuando ya entramos a la pandemia y el me vio en este estado que a muchos nos pasó, que fue como un golpe muy fuerte para mí, que estoy acostumbrada a estar todo el tiempo en la calle, en el escenario, grabando, corriendo de un lado a otro… Entonces él, como gran amigo mío, me propuso empezar a trabajar ahora en un monólogo que fuera solo para mí. Y yo le dije ¿yo? Y me dijo hágale, intentémoslo, pues es como la opción que tenemos ahora que no nos podemos ver para empezar a trabajar.

Entonces empezamos con el tema. Era una cosa que a él le parecía muy graciosa de mí y que muchas personas que me rodean me lo han dicho y es que pareciera que muchas mujeres habitan dentro de mí. Yo actúo todo el tiempo, yo en la vida en general estoy actuando todo el tiempo y me da mucha risa. Soy así, toda histriónica. Entonces él me decía como hábleme de la mamá, de cómo es la mujer mamá. Entonces empezamos a contar anécdotas y el traía anécdotas de mujeres, mamás también amigas de él y empezamos a investigar y a leer.

La perra
Pilar Quintana
Random House Mondadori

 

Me acuerdo que nos leímos una novela que se llama La perra de Pilar Quintana. Nos leímos una mano de novelas de mujeres que amaban ser madres, mujeres que odiaban ser madres, un movimiento en contra de la maternidad, chachachá y bueno, fuimos alimentando un personaje. Entonces luego hablábamos de la vida, de los romances, de las relaciones de pareja y de la manera en que hoy en día la gente toma las relaciones. Nos metíamos por ahí y así fuimos como partiendo de mis historias y enriqueciéndola con las historias de las demás mujeres. Yo tiendo a engordar, tiendo a subirme de peso rápidamente y pues en esta profesión es muy difícil de mantener y no, entonces hablemos de lo que significa engordar.

Y yo decía pero es que ¿yo por qué tengo que hacer dieta si es que yo soy así? Yo me cuido, yo hago ejercicio, pero no vaya a ta ta ta ta. Nos metíamos por ahí. Pero entonces también la mujer que se juzga porque el cuerpo no da, porque los estereotipos y el mundo te está pidiendo que seas una mujer súper, súper sexy, súper buena mamá, excelente trabajadora, pero además tengas plata, pero además tiene que estar organizada, arreglada todo el tiempo, pero además tiene que hacer meditación, ¿no? 

O sea, una cosa de locura y a partir de eso yo creo que salió muchísimo material para reírse un rato, porque de verdad que estuvimos horas conectados hablando de la vida y de las mujeres y a partir de eso Pedro Miguel escribió el monólogo de una mujer que se quiere convertir en otra mujer, pero que tampoco está conforme. Entonces decide convertirse en otra y así hasta el infinito, hasta que se acaba la vida. Y pues nunca estamos conformes con la mujer que somos.

Diana, finalmente pues la invitación para las personas que no han visto esta genial obra, a mí me impresionó y me encantó.

Muchas gracias, de verdad me encanta y te agradezco muchísimo que hayas sido. Y bueno, nada, que ojalá muchas personas vayan también a acompañarnos. El teatro aquí es una labor de guerreros, es una labor de soñadores, porque además el ser artista en Latinoamérica es muy difícil, y en Colombia pues a veces lo es un poquito más. Pero bueno, la invitación para que nos acompañen y se gocen las otras obras que tenemos con el grupo es para este fin de semana que ya tenemos las últimas tres funciones. Vamos a estar el nueve, diez y 11 de febrero, jueves, viernes y sábado a las 7:30 pm en el Teatro La Libélula Dorada, esto es en la carrera 19 número 51-69.

Los esperamos allá. Que rico que puedan acompañarnos y que se la gocen y que disfruten y que nos ayuden a reírnos un poquito de nosotros mismos. Que reírse de cada uno es también algo muy terapéutico.

Genial Diana. Muchas gracias entonces por tu tiempo, por todas estas aristas que nos compartes y nos muestran esa gran mujer que eres, y esos infinitos papeles que representas. Te deseo un éxito total y muchas, muchas gracias. 


Ella en sí, de Teatro Temporal
9,10 y 11 de feb, 7:30 p. m.
Bogotá, Cra. 19 #51-69, Bogotá, Colombia

Una sola actriz transitará por siete relatos femeninos emblemáticos para, por medio de la burla y el humor negro, deconstruir estereotipos alrededor de la mujer, dejando siempre la pregunta abierta sobre su identidad real.